sábado, 8 de noviembre de 2008

"He tenido un embarazo idilico"




Con Leo Scheinffelt llevaba pololeando un año cuando él le propuso matrimonio. Sin embargo, a la semana descubrieron que iban a ser padres. Hoy, a punto de que nazca Emilia, esta actriz detalla su embarazo, que por lo demás estuvo marcado por la muerte de su padre y por una valoración real de quién realmente es su mamá.


Desde la primera entrevista que Ingrid dio a “Cosas”, es como si hubiesen pasado mil años. Hoy, esta actriz de Canal 13 está en paz, con todas sus historias del pasado saneadas, como ella asegura y se le nota a la hora de reflexionar. Claramente es otra mujer. Eso se relaciona con la aparición de un hombre, Leo Scheinffelt, modelo y diseñador, quien ella misma se encarga de definir como “un genio, una persona brillante... La verdad es que nos conocíamos de la vida, pero jamás lo había mirado con otros ojos, hasta que nos vimos y desde ese día iniciamos la relación y no nos despegamos más”, detalla Ingrid Cruz, mientras busca alguna postura para sentirse cómoda. Emilia puede nacer en cualquier momento.
“De mi relación con Leo no tengo nada que decir, ha sido miel sobre hojuelas... En agosto del año pasado me propuso matrimonio, me regaló anillo. Fue tan romántico e inesperado. Me dijo: ‘No sé ni cómo ni cuándo, pero quiero estar contigo el resto de mi vida’”, asegura con una emoción que hace brillar sus ojos. Cuenta que con un grito desesperado dio el sí, sin dudarlo y durante una semana soñaron con los detalles de cómo iba a ser su matrimonio. “Uno recién en ese momento se da cuenta de que no quiere algo social, si no que de verdad armar una familia por el resto de la vida. Soñábamos con contratar a alguien que cantara como Frank Sinatra, habíamos decidido quién iba a ser el banquetero, todo, pero eso duró una semana, porque descubrimos que yo estaba embarazada”, cuenta y se ríe.
“A la semana siguiente de que Leo me propusiera matrimonio, me hice un test de embarazo y fue maravilloso que saliera positivo”, agrega. Nuevamente la vida de Ingrid tomaba otro giro, lleno de emociones y felicidad.


–¿Qué sentiste ese día?


Entré en shock, no era capaz de analizarlo. Sólo era algo maravilloso para los dos. Mirarnos y decir: “¡Magia!, ¿la magia existe?”. Y desde ese día sólo nos dedicamos a darle rienda suelta a nuestra imaginación, a soñar si iba a ser hombre o mujer, a planear lo de las células madre, a pensar en todo, incluso nos cambiamos de casa. Uno se empieza a cuidar de manera distinta, comienza a aprender. Me acuerdo que ese mismo día su mamá llegó con flores y cuando él la fue a dejar, pasó a una farmacia y no lo pudo aguantar. Compró todo lo que encontró de guagua, hasta pañales. Y eso que uno no se debería embalar hasta estar de tres meses.
Ingrid dice que se convirtió en “una maña” los primeros días de ese período. También tuvo síntomas de pérdida. “Es muy raro sentir que se te va la vida, y que uno es la responsable, nadie más. Es la peor sensación que he tenido. Igual tuve, después de eso, un embarazo envidiable. Me he sentido muy bien, he podido practicar yoga todo el tiempo y lo he pasado bien. Además, como me cambiaron de elenco en Canal 13, voy el segundo semestre, he tenido la suerte de poder dedicarme a leer y a aprender”.
Sin embargo, reconoce que le costó dejar de trabajar: “Soy actriz por esencia, necesito actuar. Estar seis meses sin hacerlo y viendo a tus amigos que están en la pantalla te da una pena tan grande, eso se exagera por lo sensible que uno anda. Me han pasado cosas insólitas, como llorar en una película de la Jennifer López con Richard Gere, cuando jamás hubiera visto una de ellos. La verdad es que esos cambios hormonales son muy fuertes para la pareja y para uno”.
Ingrid siempre pensó que su hijo iba a ser hombre, hasta que el 28 de diciembre del año pasado le dijeron que iba a ser mujer. “Ese fue el primer día que lloré a mares, de sentir que era real, como la primera vez que se movió, todo es muy extraño”.


–¿Te sientes preparada para se mamá?


No sé. Yo sólo quiero verla, conocerla, porque por el momento la siento, le hablo, reacciona. Sobre todo con Leo, sabe que es su papá. Esto es mágico. Magia pura.
–¿Leo ha sido un buen partner?–Sí, tengo una suerte maravillosa. No tengo nada que decir. He tenido un embarazo idílico, tengo una pareja perfecta, alguien que de verdad me ama y que, desde el primer día, amó a su hija. Estoy viviendo tranquila con historias cerradas, limpias y enterradas. Eso es muy lindo. Miro para atrás y siento que tenía que pasar por todo eso para hoy poder ser madre.
La muerte del padreHace varios años, de hecho en la época de “Machos”, Ingrid confesó en una entrevista a “Cosas” que quería ver a su padre antes de que muriera. La última vez que lo había hecho, ella tenía 14 años. Después de un tiempo, logró ese encuentro e incluso conoció a sus hermanos Cruz. No obstante, las cosas no se dieron como quería. “Lo había dejado de ver hace un par de años, creo que por decisión de ambos. Pero uno se hastía y dice ¡basta! Hice suficiente, limpié mi historia. Necesitaba verlo antes de que se muriera y lo hice. Fue un desprendimiento natural”.
Cuando estaba de tres meses de embarazo le avisaron que su padre había muerto. “Fue fuerte sentir el ya pasó. ¿Esa fue toda mi historia? Lloré, dolió, me removí entera. Me acordé de mi infancia, de lo bueno, y decidí que con eso me tenía que quedar. Tampoco podía deprimirme, porque aprendes que hay alguien superior a uno, que en este caso es mi hija. También sentí que era bueno que se cerrara esta historia, antes de que ella naciera. La vida es muy sabia, se cerró un ciclo y partió otro”.
–¿Cómo fue volverte a encontrar con tus hermanos?, al menos con dos de ellos no te veías.–No me veía y no me voy a ver tampoco. Fuimos políticamente correctos en el funeral, y eso fue. Las relaciones se van dando, pero con ellos no se dieron, a excepción de Carlos, con quien me mantengo en contacto.
–A raíz de ese episodio, ¿qué te pasó con tu mamá?–Puras cosas inesperadas. Hacía un buen tiempo que me venía reconciliando con ella, lo que también tenía que ver con la madurez, con darse cuenta de que uno no puede culpar a nadie de la historia que te toca vivir. Pero cuando se murió mi papá, supe que siempre había estado conmigo; que gracias a ella tengo los valores que tengo; comprendí lo aperrada que fue y la súper educación que me dio. Empecé a crecer, a valorar... Además, ahora ella está en la disposición de que a mi hija le va a dar todo lo que a mí no me dio. Y yo le digo: “Pero si me diste mucho”. Como que he sentido que tengo que repetirle mil veces lo que la quiero, porque de verdad ha sido excepcional como madre.
–¿Alguna vez sentiste que la vida te debía algo?–Sí, por supuesto, me sentía abandonada, todo era tan raro, tan surrealista y me preguntaba por qué mi papá no estaba... Vivía preocupada de mirar lo que no tenía, que no me daba cuenta de lo que sí tenía. Y bastó que la historia de mi papá se cerrara para dejar de pensar definitivamente en eso. Igual, ya había empezado a sanear todo. Se habían acabado las crisis, los movimientos de tierra, había encontrado una pareja. Ahora estoy enamorada y voy a ser mamá. Mi punto de vista en la vida cambió. Mi papá se murió y miré a mi mamá. Me di cuenta de lo que tenía al frente y dije: “Ya no estoy en edad de reprocharle mi historia a nadie. En realidad soy muy afortunada… y estoy feliz”.
–Bueno, ¿se van a casar?–Sí, queremos hacer todo el rito, pero no sé si me voy a casar por la Iglesia. Igual, no hay mayor compromiso que un hijo y ya no me casé apurada. Esta guagua no fue un condoro. Eso sí, a mi hija la voy a bautizar porque no quiero que ande por la vida sin alguien que la cuide. Yo creo en Dios.

No hay comentarios: